Hoy has amanecido con ganas de comerte el mundo, corre, descuelga el teléfono y llama a todas aquellas personas que quieres para que te acompañen a hacerlo. Prepara el bolso, guarda la cámara para inmortalizar cada momento y no te lleves reloj porque el día hoy no termina.
No pienses en lo que ocurrirá y menos en lo que ya ocurrió, hoy toca ser feliz y aprovechar cada milésima de segundo como si fuese la última porque sino... ¿de que sirve la vida? Arriesga, aprovecha, salta, sonríe y llora si es necesario, eso sí, siempre de la risa.
Dile a tu gente lo mucho que la quieres, pero solo si lo sientes de verdad; no vayas rompiendo corazones y busca nuevas vías para salir de los problemas y así cambiarlos por recuerdos tontos.
Júntate a la gente que te conviene, no malgastes todo aquello que te puede enseñar el mundo y agradéceselo sonriendo cada mañana al despertar.
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