Tú recuerdo grabado en mi de por vida.

Me cambiaste la vida de arriba abajo, sinceramente creo que esos meses a tú lado fueron los que me ayudaron a ser tan fuerte y luchadora, los que me hicieron madurar. Me enseñaste el auténtico significado del verbo enamorarse y también el del verbo odiar, porque a pesar de que has sido lo mejor que me ha pasado en la vida, también has sido lo peor ya que me prometiste el cielo y me dejaste en las nubes, me diste la vida para quitármela después. Aún así me enseñaste muchas cosas, y muchos de los valores y cualidades que tengo, casi todo lo que soy ahora, es gracias a ti y a lo que fuimos nosotros hace tanto tiempo. No todas estas cosas fueron buenas, de hecho los que más peso tienen son las malas, pero a mí me hicieron creer en mí y crecer como persona; darme cuenta de que las apariencias engañan y que para confiar en alguien mejor confíes en ti mismo; que cada acto tiene su consecuencia y recompensa, y que para querer a los demás primero tienes que quererte a ti mismo; que nada es para siempre y que lo que bien empieza no tiene porque acabar igual; que en el amor el número de rayadas será mayor que el de las alegrías y que un te quiero no se siente igual en todos los corazones. Y te recuerdo hoy, más de dos años después, no porque aún te quiera ni tampoco porque te odie, sino porque lo que tuvimos no murió solo cambio de lugar en la memoria, pero sobretodo porque las decisiones y los actos que tomaste tú en su día todavía se guardan en mí y me recuerdan a diario que las cicatrices no han desaparecido del todo, se quedan en mi corazón manteniendo vivo tú recuerdo.